XP: Lux Mundii

Lupus est homo homini

«Habían abandonado la gruta momentos antes para entregarse a las entrañas del bosque. Uno tras otro iban sobre sus cuatro extremidades y sólo en momentos se detenían para aullar. Los colmillos carecían del filo mortal, pero la furia de los cuerpos compensaba su espíritu depredador. Sangrados y hambrientos los lobos retornaron a su cueva y adoptaron una figura humana con la que inició un banquete en honor al dios Pan, era una fiesta de purificación».

Cuarenta días después del solsticio de invierno (que sucedía entre el 20 y 23 de diciembre) los romanos paganos realizaban un ritual de renovación. La fórmula era sencilla, en el mes de febrero se escogían a los hombres más aptos y dignos para representar al nuevo cuerpo sacerdotal. Estos elegidos habían, en su juventud, sido iniciados en los misterios pánicos mediante un ritual en el cual experimentaban su naturaleza animal. Vigorosos, los adolescentes eran exiliados a la gruta lupercal para imitar durante meses, sino es que años, el comportamiento del lobo primigenio, aquel que había amamantado a los fundadores del imperio: Rómulo y Remo. Cuando los jóvenes alcanzaban el grado de maestros, es decir, de sacerdotes, eran llamados “lupercos”, palabra que se deriva del latín “lupus”, o sea, “lobo”.

Los lupercos realizaban su gran hazaña durante el mes de febrero, que toma su nombre del dios Februus y al que le correspondía gobernar sobre los muertos y la purificación de las almas. Las Lupercales eran vividas durante las horas en las que el día comenzaba a morir, por lo que un gran número de candelas relucían desde las calzadas principales y hasta los bosques sagrados de los lupercos y de Pan.

Con la cristianización de Roma, muchos de los cultos desaparecieron y otros más fueron trasladados a la nueva religión. En el evangelio de Lucas está descrito un doble suceso que precisamente ocurrió cuarenta días después del solsticio de invierno, en febrero: la purificación de la virgen y la presentación de Jesús en el Templo de Jerusalén; nótese que la purificación de María ocurre precisamente en el mes donde Februus purifica las almas de los hombre. Según la narración de Lucas, José y María asistieron al templo para presentar a Jesús frente al Creador, allí, fueron recibidos por Simeón, quien los bendijo luego de aceptar el sacrificio de dos avecillas, pues José y María eran pobres y no podían ofrendar un cordero; esta presentación del Niño y desmaculación de María es conocida como Día de la Candelaria, que antes fueran las fiestas Lupercales.

El crismón “XP” y la frase latina “lux mundii” se traducen como “Cristo, luz del mundo”, el día de la candelaria es cuando Jesús ilumina al mundo con su presentación, su presentación como un dios hecho carne, pero también como una antigua referencia de los sacerdotes lobos que en los bosques de Pan se refugiaban para celebrar un mes en el que las almas encuentran su purificación.

Cristo fue presentado ante el templo cuando niño en el mes en el que los paganos hombres lobos encumbraban al dios Pan. Treinta y tres años después este niño, ya hecho hombre, moriría en la cruz a manos de sus iguales. Fueron los lobos los que lo devoraron, haciéndole honor a la sentencia de Plauto que dice «Lupus est homo homini» (El hombre es el lobo del hombre). Y fue así como la luz del mundo se extinguió y la luna llena ascendió con sus reflejos y coreada por los aullidos de la estirpe de los que no sabían lo que hacían.

Miguel Ángel Martínez Barradas

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